El viernes pasado me propuse explorar una ruta en mtb, que me habían comentado que era posible, pero yo desconocía, y eso que solo vivo a escaso 1 kilómetro de donde comienza. La ruta era rodeando el monte Atalaya.
El comienzo de la ruta es en el mismo sitio que la subida, pero, en lugar de empezar a subir la primera cuesta dura desviándonos a la derecha, seguimos el camino que continúa recto, llegando a una pequeña "ramblilla".
El comienzo del camino, al ser un pequeña rambla, es bastante húmedo, lo que da una frondosidad y provoca el crecimiento de planatas típicamente de zonas húmedas.
Descubrí una senda que no conocía, y jamás me hubiera imaginado el paisaje.
Con zonas realmente frondosas y espesas.
Pero sin perder de vista la cima del Atalaya.
Y admirando las nuevas fronteras, descubriendo nuevos caminos para poder explorar en un futuro y disfrutar encima de la bici.
A la cual, cada vez, me acerco más.
Consiguiendo ver la parte trasera del castillo.
Una vez en el punto de partida, y al ver lo corto del camino, decido ir a subir el Monte de Galeras. Subiendo se hizo bastante de noche, ya que en las fechas en las que estamos enseguida se hace de noche, por lo que la única foto que hice fue desde la cima al puerto de Cartagena y a mi negra burrita. No son de muy buena calidad, pero ahí están.
La bajada fue muy despacito, porque a parte de lo oscuro que estaba, los focos del astillero, deslumbran bastante, sin poder ver bien la carretera.
Una vez en casa, me di una ducha de agua caliente, me quité todos los pinchos que se me clavaron en las piernas en los senderos del Atalaya (esto me pasa por explorar caminos por donde no pasa mucha gente), me curé las heridas, me arreglé y a darnos un homenaje en un restaurante superchachi con la jefa.
Entradas
No hay comentarios:
Publicar un comentario