Cuando iba a salir de casa, sin haber elegido rumbo, comenzó a llover, lo que echó al traste mi plan de cambiar la monotonía y elegir algo distinto, ya que si empezaba a apretar, no me gustaría estar lejos de casa, por lo que elegí San Julian por dos motivos. Uno, porque está cerca de casa y el otro porque es el más alto de los alrededores, por lo que, con un poco de suerte podría ver de cerca las nubes que nos estaban dejando esa lluvia. Desgraciadamente la lluvia paró poco antes de hacer cima, por lo que no llegué a tener la panorámica que me habría gustado. Una pena, porque, comenzando la subida, no se veía el castillo de la niebla que pasaba por allí en ese momento.
Por otra parte y en el sentido más deportivo de la tarde, no tuve que usar el molinillo, lo que quiere decir que voy bastante mejor. Decidí no subir a Galeras, porque llevaba una hora y media empapado y no me apetecía agarrarme un resfriado, por lo que después de San Julian me dirigí a mi antigua universidad, a ver el pajarito que habían puesto y hacerle una foto y a casa.
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